
Capítulo 02 – ¿Cómo se forman los huracanes?
La ciencia detrás de los huracanes
¿Te has subido alguna vez a un avión y, de repente, se sacude tanto que no puedes soltar el reposabrazos? Así comienza Turbulencias Atmosféricas, el nuevo podcast de Canal Meteo presentado por el meteorólogo y geógrafo Albert Martínez, que nos invita a descubrir los secretos mejor guardados de la meteorología, con un enfoque especial en los huracanes.
Puntos importantes
- La ciencia detrás de los huracanes
- En este episodio
- Huracanes, borrascas y tornados: ¿por qué no son lo mismo?
- El origen del nombre “huracán”: deidades, mitos y poder
- ¿Dónde se forman y cómo se mueven?
- El combustible del monstruo: el océano
- El polvo del Sahara: un enemigo invisible
- El papel del cambio climático
- Una tormenta puede dar la vuelta al mundo
En este segundo episodio exploramos la ciencia que hay detrás de los huracanes con:
- Eduardo Rodríguez, oceanógrafo, explica cómo el calor del océano alimenta los ciclones y por qué el calendario de la temporada responde a los ciclos de energía marina.
- Kamila Daza, productora y editora del programa, nos lleva de la mano por momentos históricos como la creación de la escala Saffir-Simpson o la historia fundacional de Miami, ciudad icónica y vulnerable a los huracanes.
- Jesús Díaz (“Yisus”), chef y comunicador, comparte una receta tradicional del sándwich cubano, como cierre cultural y sabroso de este primer viaje.
En este episodio:
- 01:24 ¿Qué es un huracán?
- 02:18 Zona de formación
- 03:20 Partes de un huracán
- 05:25 El ojo del huracán
- 06:50 La receta para formar un huracán
- 10:24 Origen de la palabra huracán
- 13:47 El polvo del Sáhara
- 14:30 Formación de un huracán
- 16:40 ¿Quién mueve los huracanes?
- 22:00 La trayectoria de un huracán
- 27:00 La fuerza de Coriolis
- 31:00 Huracanes en Hawáii
- 33:00 Los huracanes más largos de la historia
Huracanes, borrascas y tornados: ¿por qué no son lo mismo?
Un huracán es un tipo de ciclón tropical: una tormenta de gran escala que se forma sobre aguas cálidas y tiene una estructura organizada con un sistema de vientos intensos. Aunque todos los ciclones tropicales comparten una estructura similar, solo reciben el nombre de “huracán” cuando sus vientos sostenidos superan las 74 millas por hora (119 km/h).
La estructura de un huracán consta de tres partes principales:
- El ojo: una zona central en calma, donde los cielos pueden estar incluso despejados.
- La pared del ojo: el anillo más violento del sistema, donde se concentran los vientos más fuertes y la lluvia más intensa.
- Las bandas de lluvia: extensas franjas espirales que rodean al sistema y alimentan la tormenta con humedad y energía.
A menudo confundidos, estos fenómenos son distintos en su naturaleza. Las borrascas son sistemas de baja presión que pueden formarse en tierra o mar, tanto en zonas tropicales como templadas. Los tornados, por otro lado, son columnas de aire en rotación extremadamente localizadas y de corta duración. En cambio, el huracán nace solo en los océanos tropicales, necesita agua cálida como fuente de energía, y puede durar días o semanas desplazándose por miles de kilómetros.

El origen del nombre “huracán”: deidades, mitos y poder
Uno de los segmentos más fascinantes del episodio de Turbulencias Atmosféricas es el que explora la etimología de la palabra “huracán”. El término proviene del idioma taíno, hablado por los pueblos originarios del Caribe como los taínos de Puerto Rico, Cuba o La Española. Ellos nombraban “Juracán” al dios del caos, las tormentas y la destrucción. Cuando los conquistadores españoles llegaron a América en el siglo XV y presenciaron estas tormentas gigantescas, adoptaron esa palabra y la castellanizaron como huracán.
Lo interesante es que esta idea también existía en la mitología maya, donde Hurakán era el nombre de un dios del viento y de las tormentas, mencionado incluso en el Popol Vuh, el libro sagrado de los mayas. Según el mito, era una deidad con una sola pierna, lo que dio origen al concepto de “el que cojea” o “el que se mueve de forma errática”, lo cual resulta curioso considerando los giros impredecibles que muchas veces hacen los huracanes reales.
¿Dónde se forman y cómo se mueven?
La mayoría de los huracanes del Atlántico nacen a partir de ondas tropicales que salen del norte de África, cruzan el océano y, si encuentran condiciones propicias (aguas cálidas, baja cizalladura, alta humedad), evolucionan desde perturbaciones hasta convertirse en tormentas tropicales y finalmente en huracanes.
Los vientos alisios y el anticiclón del Atlántico Norte empujan estos sistemas hacia el oeste, dirigiéndolos hacia el Caribe, el Golfo de México o la costa este de Estados Unidos. En su trayecto, pueden intensificarse rápidamente si las condiciones oceánicas y atmosféricas lo permiten.
Curiosamente, los huracanes no cruzan el ecuador. Esto se debe a la fuerza de Coriolis, una propiedad de la rotación terrestre que permite el giro de estos sistemas. Cerca del ecuador, esta fuerza es prácticamente nula, lo que impide la rotación necesaria para que un ciclón tropical se organice.

El combustible del monstruo: el océano
La principal fuente de energía de un huracán es el calor latente liberado cuando el vapor de agua se condensa en las nubes del sistema. Este vapor proviene del mar cálido, por eso el umbral mínimo de temperatura del agua para su formación suele estar en torno a 26–27 °C (79–81 °F). Pero no solo importa la temperatura superficial, sino también la profundidad de la capa de agua cálida. Si el océano está caliente solo en los primeros metros, el huracán lo enfría rápidamente. Pero si la capa cálida se extiende a más de 100 o 200 metros, el sistema puede fortalecerse sin límites.
El polvo del Sahara: un enemigo invisible
Uno de los elementos menos conocidos por el público general es el polvo del Sahara, que cada verano cruza el Atlántico desde África y puede inhibir la formación de huracanes. Este polvo:
- Introduce aire seco en la atmósfera, lo que corta el suministro de humedad.
- Viene acompañado de vientos cortantes que “despeinan” los sistemas en formación.
- Reduce la visibilidad y cambia la dinámica de la radiación solar.
Aunque parece contradictorio, este polvo desértico es uno de los grandes aliados de las temporadas menos activas de huracanes.

El papel del cambio climático
Uno de los puntos más relevantes de los últimos años es cómo el calentamiento global está afectando la actividad ciclónica. Si bien el número total de huracanes puede no estar aumentando de forma significativa, sí lo está haciendo la proporción de huracanes intensos (categorías 3, 4 y 5).
Con océanos cada vez más cálidos y capas profundas cargadas de energía, los huracanes:
- Se intensifican más rápido, a veces en cuestión de horas.
- Mantienen su fuerza más tiempo incluso después de tocar tierra.
- Se mueven más lentamente, lo que agrava el riesgo de inundaciones.
Este nuevo perfil de huracanes plantea enormes desafíos para la preparación y respuesta de comunidades vulnerables, especialmente en el Caribe, Centroamérica y el sur de Estados Unidos.
Una tormenta puede dar la vuelta al mundo
En un ejercicio final de imaginación, el episodio plantea una idea sorprendente: una perturbación que nazca en África puede llegar a convertirse en tifón en Asia. Aunque esto rara vez ocurre, los sistemas pueden:
- Cruzar el Atlántico y llegar al Caribe.
- Tocar tierra en América Central.
- Reorganizarse en el Pacífico y cambiar de nombre.
- Continuar hasta el Pacífico occidental, donde son monitoreados por el servicio meteorológico japonés y reciben un nombre nuevo como tifón.
Este viaje global ilustra no solo la magnitud de estas tormentas, sino la necesidad de cooperación internacional para monitorearlas y actuar a tiempo.
🎧 Disponible ya el primer episodio en audio en buzzsprout.
Síguenos en redes sociales: @AlbertElTiempo | @CanalMeteo